28 oct 2008

El Club de la comedia: "Mi novia está muy buena"

Por Pablo Motos

Lo voy a dejar con mi novia. Y me va a costar, ¿eh?, porque es inteligente, cariñosa, divertida... Pero es que tiene un defecto que no puedo soportar: está buenísima.

Con ella me pasa como con los relojes. Yo prefiero tener uno de propaganda del All Bran de Kellogs que un Rolex de oro.

Sí, porque con el de All Bran la gente puede pensar que voy estreñido, pero es que con el Rolex voy cagao. Estoy todo el día:
"¿Y si me lo roban? ¿Y si me lo joden?". Pues lo mismo me pasa con mi novia: ¿Y si me la roban...? ¿Y si me la joden?

Todo empezó una noche que estaba en la discoteca. De repente la vi y pensé: "¡Joder, parece mentira que esta chica y yo seamos de la misma especie! ¡Pero si a su lado yo parezco la rana Gustavo!".

Y la tía me mira y me guiña un ojo. Que yo pensé: "¡Qué pena, con lo buena que está y que tenga un tic!". Pero no, se me acercó con los ojos bien abiertos y me dijo:
- Hola, ¿estás solo?
Y yo: - Hombre... solo, solo, lo que se dice solo... sí.
- ¿Nos tomamos algo en la terraza?
Y ahí me dije: "Ah, bueno... Ya lo entiendo... ahora saldremos a la terraza, habrá una cámara oculta, y de detrás de un ficus, saldrá Juan y Medio... "Inocente, inocente..." y me la cambiarán por Javivi".
Pero no. Nos pusimos a hablar, nos caímos bien y cuando nos despedimos me dice:
- ¿Entonces me llamas mañana y vamos a tomar un café?
- Vale...
Un café te lo tomarás tú, porque yo me voy a tomar un Valium.

Al día siguiente, cuando me levanté y me miré al espejo, me preguntaba: "¿Qué habrá visto en mí que yo no veo? A lo mejor soy un intelectual, y no me he enterado. A lo mejor soy hijo de Julio Iglesias... ¿Intentará cobrarme?".

La cuestión es que nos hicimos novios. Al principio flipaba: "Con dos cojones, Pablito... Si tú de cerca ganas mucho, lo que pasa es que nunca se te habían acercado...". Pero enseguida te das cuenta de que la cosa no es tan bonita:
De entrada, tus amigos de siempre se convierten en "amigos-pívot". Sí, sí, "amigos-pívot": están esperando un fallo tuyo para coger el rebote... y encestar ellos. También te das cuenta de que no puedes salir a la calle con ella. Porque pasas por una obra, y es como si hubieran apretado un botón:
- ¡Qué pasa, Blancanieves! ¿Dónde has dejado al resto de los enanitos que sólo vas con uno? ¡Mucho conejo pa tan poca zanahoria!
Y aquí ya no aguantas más, se te sube la sangre a la cabeza, se te hincha la vena y... te pones a llorar. Claro, ¿qué vas a hacer? ¿Encararte con quince tíos que están hartos de tirar tabiques? Porque tampoco puedes razonar con ellos: Hagan el favor, que esta mujer tiene pareja y a lo mejor anda por aquí cerca...
Es que no puedo ni ir a la playa con ella. Porque cuando vamos paseando por la orilla, agarrados de la cintura... ¡parezco su flotador de patito!

Pero lo peor es cuando salimos de marcha. Es agotador, porque se tira toda la noche bailando y claro, tú con ella. No vas a dejarla allí sola, porque están todos los tíos alrededor:
"Grruaaaa, gruuuuua...". Así que sigues bailando. Y, de pronto, empiezan a entrarte unas ganas terribles de mear. Y piensas: "¿A esta tía no se le acaban nunca las pilas?". Pero nada, es como el conejito de Duracell: dura y dura y dura... Y te tienes que aguantar, porque miras al resto de los tíos y... dura y dura y dura... Porque cuando mi novia entra en una discoteca, es como cuando el Rey entra en el Congreso: todos los miembros se ponen firmes.

Por todo esto yo me pregunto: ¿me compensa realmente salir con esta chica? Y ustedes dirán: "Hombre... está... el sexo...". Pues tampoco. Sepan ustedes que salir con una tía buena arruina tu vida sexual. Porque yo, antes de conocerla, aguantaba los diez minutos de rigor en la postura del misionero. Pero ahora, en cuanto ella se quita el sujetador, ni misionero ni leches, a mí sólo me da tiempo a decir "amén".

Y por todo esto estaba a punto de dejarlo. Pero, pensándolo bien, es tan inteligente, tan cariñosa, tan divertida... Vale, está muybuena... Pero oye, un defecto lo tiene cualquiera.

15 oct 2008

"Ella te quiere como amigo" y "Contigo no, bicho"

Ella te quiere como amigo / Por Pablo Motos

Hasta ahora pensaba que la peor frase que te puede decir una tía es: “Tenemos que hablar…”. Pero no, la peor frase que te pueden decir es: “yo también te quiero… pero solo como amigo”.

Eso significa que para ella tú eres el mas simpático del mundo, el que mejor la escucha, el más enrollado… pero que no va a salir contigo. Va a salir con un impresentable que sólo quiere acostarse con ella. Eso sí, cuando el otro le haga una putada, te llamará a ti para pedirte consejo. Es como si vas a buscar trabajo y te dicen: “Señor Motos, es usted la persona idónea para el puesto, el que mejor vitae tiene, el más preparado… pero no le vamos a contratar. Vamos a coger a un incompetente. Eso sí, cuando la cague, ¿le podríamos llamar a usted para que nos saque del lío?”

Me pregunto, ¿qué he hecho mal? Hemos ido al cine, nos hemos reído, hemos pasado horas tomando café… ¿A partir de qué café nos hicimos amigos? ¿Del quinto? ¿Del sexto? Joder, eso se avisa. ¡uno menos, y ahora me estaría acostando con ella!

Para ellas un amigo se rige por las mismas normas que un Tampax: puedes ir a la piscina con él, montar a caballo, bailar… Lo único que no puedes hacer con él es tener relaciones sexuales.

Es que si lo piensas… Si para una tía considerarte “su amigo” consiste en arruinar tu vida sexual, ¿qué hará con sus enemigos? A mi me parece muy bien que seamos amigos, lo que no entiendo es por qué no podemos “follar como amigos”.

Yo creo que la amistad entre hombre y mujeres no existe, porque si existiera, se sabría. Lo que ocurre es que cuando ella te dice que te quiere sólo como amigo, para ella significa eso y punto. Pero para ti no. Para ti significa que si una noche estáis en la playa, ella se emborracha, hay luna llena, se han alineado los planetas y meteorito amenaza la Tierra… ¡A lo mejor consigues enrollarte con ella!

Por eso tragas, porque nunca pierdes la esperanza. ¿Qué se lía con Oscar? Pues ya romperá… cuando lo hace, tú atacas con la técnica de “consolador”: “No llores, el Oscar ese es un chulo. Tú te mereces algo mejor, un tío que te comprenda, un tío que sepa estar ahí cuando lo necesitas… Que sea bajito, que sea castaño, que no sea muy guapo, que se llame Javier… como yo”.

Al menos, siendo amigo puedes meter cizaña para eliminar competencia. Es la técnica del “gusano miserable”. Cuando ella te dice:
- Ay, que majo es Paco, ¿verdad?
- ¿Paco? Es muy majo, sí… un poco bizco.
- No es bizco, lo que pasa es que tiene una mirada muy tierna.
- Sí, en eso tienes razón, me fijé el otro día, cuando miraba a Marta.
- No la miraba a ella, me miraba a mí.
- ¿Ves como es bizco?

El colmo es que las tías consideran que tienen una relación “superespecial” con un tío cuando pueden dormir con él en la misma cama y que no pase nada. Pero bueno, ¿lo “superespecial” no sería que sí pasara algo?

Un día después de una fiesta, te quedas ayudándola a recoger, como haces siempre, y cuando acabáis, ella dice:
- Huy, es muy tarde, ¿por qué no te quedas a dormir?
- ¿Y donde duermo?
- Pues en mi cama.

A ti te tiemblan las piernas: “¡Ésta es mi noche, se han alineado los planetas!” Al rato te das cuenta de que no son precisamente los planetas los que se han alineado, porque ella, como sois amigos, con toda la confianza, se que queda en camiseta y bragas, y tú, visto lo visto piensas: “Me voy a tener que quedar en calzoncillos… con la alineación de planetas que llevo encima”.

Así es que te metes en la cama de un brinco y doblas las rodillas para disimular. Ella se mete, te pega el culo y te dice: “Hasta mañana”. ¡Y se duerme! “Pero bueno, ¿cómo se ha podido dormir tan pronto? ¿Pero esta tía no reza ni nada?”.

¡Estas acostado con la tía que te gusta! Al principio no te atreves a moverte, para no tocar nada. Sabes que si en ese momento hicieran un concurso, nadie podría ganarte: eres el tío mas caliente del mundo. ¡Y que larga se te hace la noche! Te vienen a la cabeza un montón de preguntas: “¿Tocar una teta con el hombro será de mal amigo? ¿Y si es la teta la que me toca a mí?”. Pero después de muchas horas ya solo te haces una pregunta: “¿Seré realmente gilipollas?”.

No puedes creer que estéis en la misma cama y no vaya a pasar nada. Confías en que en cualquier momento se dé la vuelta y te diga: “Venga tonto, que ya has sufrido bastante, ¡hazme tuya!”. Pero no. A las tías nunca les parece que hayas sufrido bastante. Y mira que sufres… Porque tienes toda la sangre del cuerpo acumulada en el mismo sitio. Se han dado casos de hombres que han llegado a reventar.

Pero ahí no termina tu humillación. A las siete de la mañana suena el timbre de la puerta:
- ¡Ay, es Oscar!
- ¿Oscar? ¿Pero no le habías dejado?
- Ya te contaré, que ahora tengo prisa. Se me olvidó decirte que iba a traer su perro, porque como nos vamos a Vaqueira, yo le dije que el perro mejor que contigo no iba a estar con nadie. ¡Qué tu eres un amigo! Tienes mala cara, ¿has dormido bien?

Y ahí te quedas con el perro, que ése sí que es el mejor amigo del hombre.

Fuente: El club de la Comedia

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